![](https://www.contextotucuman.com//uploads/2020/03/29/76356_Sin_título-1_copia.jpg)
George Gao, director del Centro Chino para la Prevención y el Control de Enfermedades.
Domingo, 29 de Marzo de 2020 17:15
La Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos continúan afirmando que las máscaras no necesariamente protegen a las personas sanas de infectarse mientras realizan sus tareas cotidianas. Una posición con la que Gao, el director general del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y uno de los mayores expertos mundiales sobre el brote que comenzó en la ciudad china de Wuhan a fines de 2019, no está de acuerdo.
Varios estudios han demostrado que las personas sanas, especialmente aquellas con trabajos esenciales que no pueden evitar tomar el transporte público o la interacción cercana con otros, pueden necesitar comenzar a usar máscaras con más frecuencia. Otras investigaciones recientes hallaron además que podría haber más casos asintomáticos de los que se conocían al principio de la pandemia.
El experto, quien también participó en la comisión conjunta de la la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre investigadores chinos y un equipo de científicos internacionales que escribió un informe clave para comprender la respuesta a la epidemia, confirmó que el distanciamiento social, el aislamiento de casos positivos y de sus contactos cercanos, la suspensión de las reuniones públicas y la restricción del movimiento mediante cuarentena masivas son las medidas que todos los países deberían adoptar para neutralizar la propagación del COVID-19, algo que China logró por primera vez la semana pasada.
Durante el brote de SARS en 2003, los investigadores encontraron que lavarse las manos más de 10 veces al día era 55% efectivo para detener la transmisión del virus, mientras que usar una máscara era en realidad más efectivo, en alrededor de 68 por ciento. El uso de guantes ofrecía aproximadamente la misma protección que el lavado frecuente de manos, y la combinación de todas las medidas -lavado de manos, máscaras, guantes y una bata protectora- aumentaba la eficacia de la intervención al 91 por ciento.
Es que en muchos países asiáticos se alienta a todos a llevar máscaras, y el enfoque se basa en la psicología de la multitud y la protección. Si todos usan una máscara, los individuos se protegen entre sí, reduciendo la transmisión en la comunidad en general. Los enfermos se ponen automáticamente una y también es más probable que se adhieran a mantener la máscara puesta porque se elimina el estigma de llevarla.
Las máscaras también son un símbolo. Sirven como recordatorio visual para mejorar la higiene de las manos y el distanciamiento social. También pueden servir como un acto de solidaridad, mostrando que todos los ciudadanos están en sintonía con las medidas de precaución necesarias para poner las infecciones bajo control.
No hay comentarios:
Publicar un comentario